jueves, 4 de agosto de 2016

Prejuicio y discriminación.


Los estereotiposconjunto de creencias y expectativas generalizadas sobre los grupos sociales y sus integrantes—, que pueden ser positivos o negativos, surgen de nuestra tendencia a categorizar y organizar la enorme cantidad de información que encontramos en nuestra vida diaria. Todos comparten la característica común de simplificar excesivamente el mundo: no percibimos a los individuos en términos de sus características personales únicas, sino de características que atribuimos a todos los miembros de un grupo en particular.


Los estereotipos pueden conducir al prejuicio evaluación negativa o positiva de los grupos y sus miembros—. Por ejemplo, el prejuicio racial se da cuando un miembro de un grupo racial se evalúa en términos de su raza y no de sus características o capacidades propias. Aunque el prejuicio puede ser positivo, los psicólogos sociales se concentran en entender las raíces del prejuicio negativo.



Los estereotipos y las formas de prejuicio comunes comprenden categorías raciales, religiosas, étnicas y de género.



Incluso quienes en apariencia no tienen perjuicios pueden albergar un prejuicio oculto.



Aunque por lo general a los estereotipos los respaldan muy pocas evidencias o ninguna, tienen consecuencias perjudiciales. Actuar con base en los estereotipos negativos deriva en la discriminación —comportamiento dirigido hacia los individuos con base en su pertenencia a un grupo en particular—.



La estereotipia no solo genera una discriminación abierta, sino que también puede hacer que los miembros de los grupos estereotipados se comporten de forma que estereotipo mediante un fenómeno conocido como profecía autocumplida. Las profecías autocumplidas son expectativas sobre la incidencia de un o comportamiento cuya acción aumenta la probabilidad de que ocurra el suceso comportamiento. Por ejemplo, si las personas piensan que los miembros de un determinado grupo carecen de ambición, es posible que los traten de una forma que en realidad genere una falta una falta de ambición.

Fuente: Psicología con aplicaciones de habla hispana, Robert S. Feldman (P. 555)

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